Terminó el segundo Grand Slam de la temporada en Nueva York, donde en unas emocionantes finales, con remontadas incluidas, la japonesa Naomi Osaka y el austriaco Dominic Thiem levantaron el título del US Open
Han sido dos semanas emocionantes en el US Open, donde el tenis regresó a la escena y pese a las grandes ausencias como las de Rafael Nadal, Roger Federer, Ash Barty, entre muchas otras; se disputó el segundo Grand Slam de la temporada.
Como tradicionalmente se ha llevado a cabo, el sábado se jugó la final femenil donde Noami Osaka y Victoria Azarenka se vieron las caras por segunda ocasión consecutiva, ya que esta había sido la final de Cincinnati, la cual no pudo disputar Osaka por problemas físicos.
La final enfrentó a las dos mejores jugadores del torneo y Osaka arrancó como favorita por haber levantado el título dos años atrás, mientras que a “Vika” este título siempre se le ha negado, cayendo en las dos finales previas.
La bielorrusa sorprendió a todos al tomar rápidamente el control del juego y llevarse fácilmente el primer set por 6-1, ante una Osaka que estaba irreconocible y su juego se compaginaba de grandes errores, por grandes aciertos de Azarenka. En el segundo set, el juego comenzó a tomar paridad y ahora los errores de la bielorrusa provocaron el despertar en Osaka, que de a poco comenzó a elevar su juego y niveló los cartones por 1-6, 6-3.
Finalmente en el 3er set, la japonesa se mostró decisiva y muy acertada en su juego y comenzó a crear oportunidades de quiebre que aprovechó y pese a que Azarenka demostró que no quería entregar el título, los golpes certeros de Osaka bastaron para quebrar la moral de su rival y finalmente llevarse el título por 1-6, 6-3 y 6-3 en casi dos horas de juego.
Con tan solo 22 años, Osaka sigue demostrando ser el futuro del tenis femenil y consiguió su 3er título de Grand Slam y dede hoy volvió a la tercera plaza del ranking mundial.
Cambio de guardia en la ATP.
El domingo fue el turno de la final masculina, donde se vivió un cambio de guardia en el tenis. Por primera vez desde Roland Garros 2004 ni Nadal, Federer o Djokovic llegaban a cuartos de final y desde el US Open en 2014, ninguno de ellos hacía presencia en una final de Grand Slam.
Por lo que el encuentro de este domingo entre Alexander Zvervev y Dominc Thiem representó la primer gran final para los jugadores de la nueva generación y por primera vez entregaría un campeón nacido en los 90.
El encuentro comenzó muy distinto a los que se esperaba, ambos jugadores desplegaron un nivel de juego completamente distintos lo que nos habían demostrado durante el torneo, Zverev se mostró muy sólido desde el fondo de la cancha y con una alto porcentaje en su servicio, mientras que Thiem no anduvo fino y con el saque mostraba estadísticas muy pobres; además de verse muy lento en sus movimientos.
Con el alemán ganando dos sets a cero, todo parecía definido y muchos calificaron al partido como una de las peores finales que se han visto. Pero para la tercera manga el austriaco comenzó a encontrar contundencia en su juego y con variantes como el slice, comenzó a complicar a su rival y logró llevarse el tercer y cuarto set, para nivel el marcador y mandar a un quinto y decisivo set.
Ambos jugadores se mostraban nerviosos y ninguno quería arriesgar de más, pese a ello Thiem consiguió un temprano quiebre, que de inmediato fue recuperado por Zverev. Nuevamente el alemán consiguió un quiebre que le dio la oportunidad de sacar para campeonato, pero los nervios le pasaron factura y Thiem consiguió la paridad. Minutos más tarde el austriaco también desperdiciaría la oportunidad de hacerse con el título cuando sirvió para campeonato en el 6-5. Zverev neutralizó la oportunidad y forzó a un tie break.
Nuevamente los nervios se hicieren presentes en ambos lados y los errores comenzaron a aparecer. El austriaco desperdició dos puntos de campeonato y el alemán posteriormente desperdiciaría uno, finalmente tras un revés cruzado por parte de Zverev, se fue ancho y Thiem se consagró campeón por 2-6, 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6.
Este título fue histórico para le tenis y para el tenis austriaco, ya que significo el primer triunfo para un jugador con una desventaja de dos sets, desde que lo hiciera Pancho González en 1949. Así como ser el primer Grand Slam para Thiem, quien previamente había disputado tres finales de Grand Slam. Además de ser el primer título del US Open para un jugador de esa nación.
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