Sólo hubo algo más feo que el césped de campo llanero del "Kraken" en el que se enfrentaron Mazatlán y Tigres, y eso fueron los primeros 70 minutos de juego. Dos equipos que no juegan a nada, apáticos y sin propuesta, dieron un espectáculo deplorable ante una tormenta torrencial.
Un cabezazo solitario de André-Pierre Gignac, al minuto 77, parecía encaminar al cuadro felino al triunfo, pero el testarazo de Sansores en el minuto 97 puso las tablas definitivas y otorgó un punto a los del Pacífico.
Tigres llegaba a Mazatlán con la obligación de vencer, sobre todo después de la derrota ante Toluca y el empate ante Pumas, ambos de último minuto en lo que demuestra que el equipo del Tuca suele irse antes de los partidos. Ávaros con su esfuerzo, ahora los felinos optaron por entrar al juego hasta el minuto 70, para ofrecer 5 minutos de acoso que se tradujeron en un gol.
Los de Mazatlán ni siquiera propusieron; satisfechos con su gol, los Tigres cedieron el esférico a los de Palencia que, poco a poco, encadenaron jugadas ante el marco de Miguel Ortega, una de ellas salvada en la línea por Carlos Salcedo.
Si el fútbol se ganara por méritos, Mazatlán y Tigres merecían perder por goleada; el empate, con sabor a derrota para los neoleoneses que se dejaron alcanzar otra vez, parece entonces un resultado justo.
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